jueves, 7 de julio de 2011

Adiós y Silencio

"He comenzado a ordenar tus cosas y francamente por un momento olvidé que ya no estás conmigo. Parece un día común y corriente. Tu llegarías a casa luego de visitar a quién sabe quién y estar en quién sabe donde. Te sentarías a la mesa. Hablaríamos en silencio de lo que nos pasó durante el día. Sólo algunas recomendaciones tuyas y aceptaciones mías. No faltarían tus preguntas y mis respuestas cortantes usadas religiosamente. Sólo el televisor haciendo ruido en lugar de nuestras carcajadas de antaño. Sólo el televisor. El televisor, tu y yo.

Parece mentira que estas semanas sean completamente diferentes. Que te hayas largado sin despedida alguna y sin perdonar mis errores de hija terca y muy rebelde. Que no hayas pronunciado un halago o queja respecto a todas las ocasiones en que preparé la comida que tragaste. Que no hayas valorado que dejé de estudiar para trabajar y apoyarte en los gastos de esta "casa grande". Que no me hayas entendido cuando elegí no asistir al entierro de mamá cuya sola presencia servía para convertir en orden el caos más extremo. Parece mentira pero es cierto.

Quiero despertar y descubrir que tu partida y la de mamá fueron sólo partes de una pesadilla. Quiero creer que todo es como antes.

Las costumbres que más odiaba de ti eran tu esfuerzo por lograr que las cosas se hagan siempre en orden, tu capacidad de ahorro, tu habilidad para aprovechar al máximo las oportunidades. Las pusiste en práctica durante tu vida y lógicamente querías que yo las aplicara en la mía. Nada terminó siendo como pensábamos.

Hoy, mientras ordeno tus cosas, he encontrado un tulipán amarillo en el cajón donde guardamos las fotos familiares. No hay forma alguna para que un tulipán aparezca ahí de la nada. No hay nadie más en la casa. Desde que murió mamá sólo vivíamos nosotros dos. Ahora solamente estoy yo. No pudo ser alguien ajeno a ti. Me da rabia admitirlo pero eres tú el dueño de tan inesperado hallazgo.

Quiero creer. Quiero creer que me regalaste esta flor para decirme que me que quieres. Quiero creer que sin usar palabras buscaste regalarme algo maravilloso... algo bello: Tu cariño. Tu cariño a pesar de mi manera de ser. Esa forma de cariño que mamá nos sabía dar y que no supimos aprender a regalar el uno al otro mientras ella aún estaba a nuestro lado. Quiero creer que el silencio, nuestro silencio, significaba algo más que vacío.

Quiero creer que a través de esta flor me dices "Adiós" para justificar ahora este "Papá Te Quiero" que pronuncio en Silencio..."


Diario de Esmeralda